junio 28, 2009

Boletín web: "Haciendo memoria" - Primer ingreso

"Fray José Benito Monterroso: secretario de Artigas..."
José Benito Monterroso, víctima de la “Leyenda Negra” urdida contra José Artigas, de quien fuera ilustre secretario e influyente consejero, a diferencia del Prócer Oriental, continúa calumniado y execrado o en el mejor de los casos relegado y considerado como un simple secretario de quien fuera reconocido por el cabildo de Córdoba “Protector de los Pueblos Libres”.

Nacido Monterroso en Montevideo el 20 de junio del año 1780, optará por agregar a su nombre de pila, el de Gervasio, ya que la festividad de este santo mártir se celebra precisamente el 19 de junio, día anterior a su nacimiento. Era hijo de Marcos Monterroso, gallego y de Juana Paula Bermúdez, montevideana. Su padre desempeñó importantes cargos oficiales, (cabildante, defensor de pobres y menores, alcalde de segundo voto); su madre, si no de fortuna, provenía de una familia acomodada de la colonia. Monterroso era a su vez, primo de Artigas, y asimismo de Barreiro y Otorgués.

A los 18 años profesó Monterroso en la Orden Franciscana en el convento de Buenos Aires. A partir del año 1803, ocupa la cátedra de filosofía en la acreditada Universidad de Córdoba, debiendose pedir un especial permiso, ya que en ese año, el franciscano contaba con sólo 23 años!; lo que evidencia sus brillantes dotes intelectuales, que indujeron a sus superiores a designarlo para desempeñarse en la importante cátedra de filosofía.

Posteriormente, en el año 1807, el franciscano, ocupará la cátedra de teología, y al año siguiente, al obligarse a los franciscanos, en virtud de las ideas que sostenían, a abandonar la Universidad de Córdoba, José Monterroso será nombrado maestro de estudiantes en el Convento Franciscano, cargo de gran responsabilidad para el que eran designados religiosos de gran capacidad y probada virtud. Su brillante curriculum, desmiente rotundamente que fuera un fraile ignorante y zafio, como así se torna sumamente improbable, que solo pudiera ser un simple amanuense de Artigas.

Como se ha probado en el libro “Artigas y su derrota. Frustración o desafío”, del cual es autor Mario Cayota (Editorial Taurus. Montevideo. Uruguay. Octubre, 2007), la influencia de este insigne patriota franciscano sobre Artigas, particularmente en su ideario social, resultó de gran significación, ideario del cual es ilustrativo exponente, el principio artiguista de que “los más infelices sean los más privilegiados”, frase que aparece en los documentos de prócer en forma reiterada, a partir de la fecha en que Monterroso se hace cargo de su secretaría.
Las más recientes investigaciones prueban que ideológicamente Monterroso no era como en algún caso se ha sostenido un “jacobino”, ni se encontraba imbuido por las ideas del enciclopedismo y el liberalismo. Para comprender su ideario es necesario ahondar en las corrientes y clima propio de la Universidad de Córdoba, en el tiempo que esta estuvo regida por los franciscanos.
La revalorización de Monterroso y de las corrientes de las que fuera tributario, al encararse un estudio crítico y amplio de la documentación existente, permite relativizar, sin descartarlas, las influencias de otras corrientes filosóficas hasta el presente sobredimensionadas.
Sus ideas, especialmente en torno a la justicia social y preocupación prioritaria por los indios e indigentes, le acarreó al fraile franciscano la animadversión de muchos poderosos, sobre todo de aquellos que se sintieron amenazados por el Reglamento de Tierras del año 1815, redactado de su puño y letra. Los integrantes de las logias y también los después llamados “unitarios” partidarios del centralismo porteño que se encontraban imbuídos por las ideas del liberalismo monárquico, como asimismo la oligarquía anglófila, lo denostaron, presentándolo como un “alma perversa” y un “fraile ignorante”, que era quien le inspiraba a Artigas las “peores acciones”.

Lamentablemente, al día de hoy, la historiografía uruguaya, si no acepta tales columniosas imputaciones en relación a Monterroso, si en cambio, se ha dejado influir por estas versiones, para relegarlo y en parte hacerse eco de las mismas. Sorprendentemente, historiadores que deberían reivindicarlo, sucumben ante estas insidiosas tergiversaciones históricas.

Sirviéndose de una ambigua palabra, Monterroso fue tildado por sus enemigos de “apóstata”, queriendo dar a entender que había renegado de su fe católica, cuando la palabra según el derecho canónico también se le aplica a todo religioso que abandona su convento sin el debido permiso, situación en que por las circunstancias de los tiempos, se encontraron numerosos religiosos patriotas, a los que no se les ha calificado de “apóstatas”, caso por ejemplo del benémerito sacerdote, José Benito Lamas. Por otra parte, consta documentalmente que Monterroso en varios ocasiones ejerció su ministerio sacerdotal mientras estuvo junto a Artigas.
La inquina hacia el franciscano fue tan grande, que a su retorno a Montevideo, después de la derrota del artiguismo, se le expulsó bajo la acusación de “apóstata”, aún cuando en un documento oficial de la época, surge claramente, que la verdadera causa era su identificación con el proyecto artiguista. En su segundo intento por regresar a Montevideo, y gracias a las gestiones de su hermana, Ana Monterroso de Lavalleja, se le aceptó, pero exigiéndosele gestionar su trámite de secularización, esto es, pasar al clero secular, no obstante las protestas de Monterroso, en cuanto a que esta gestión ya la habia cumplido con anterioridad. José Benito Monterroso falleció como Presbítero, según consta en su acta de defunción, el 10 de marzo de 1838. El reparo de que vestía ropas seglares, carece de fundamento porque en la época, como también consta documentalmente, no pocos sacerdotes del clero secular acostumbraban a usarla.

No obstante lo expresado, personajes como Ramón de Cáceres y Vicente Fidel López, lo presentan como un libertino, afirmando hechos que documentalmente se desmienten. Por otra parte, Ramón de Cáceres traicionó a Artigas, e investigadoras acreditadas, lo señalan como un cronista mendáz. Entre sus antecedentes, como si lo anterior fuera poco! aparece que con posterioridad a la derrota de Artigas, atracó a un niña indefensa para quedarse con los caudales que, encomendados por el Prócer, portaba su escolta. A su vez el historiador argentino Vicente Fidel López, fue un furioso antiartiguista, constituyéndose en uno de los artífices de la “Leyenda Negra” elaborada contra el Prócer. Asimismo, quienes cubren de improperios a Monterroso por su “apostasía”, fueron personajes nada afectos a las vivencias religiosas de la fe católica …. Esto ocurre asimismo, con Lucas Obes, jefe de policía al momento en que el secretario de Artigas intentó regresar a Montevideo por primera vez, y este se lo impidiera.

Puede acaso la historiografía dar crédito a las versiones de las precedentes figuras atento a sus antecedentes, sin examinar críticamente los hechos que describen?.

Hoy, una calle de apenas pocos metros, en el barrio Peñarol, lleva el nombre de José Monterroso, mientras los grandes enemigos de Artigas, tienen importantes avenidas. Ni siquiera entonces el nomenclator de Montevideo le ha hecho justicia. Tampoco se sabe el lugar donde fuera enterrado!.

La Historia exige que José Benito Monterroso ocupe junto a Artigas el sitial que le corresponde.